Rodéate de insectos rechaza la luz
Abandona tu sombra muerde tus dedos
Azota tu cabeza en aquel muro de humo
hasta desahogar tus venas
Arroja entonces un canto de veneno
una plegaria ominosa
un estertor de fuego
Ciérrale los párpados de hielo
a ese dios
que yace inmóvil